México, 26 nov (PL) A una semana de la toma de posesión del presidente electo Andrés Manuel López Obrador la frontera con Estados Unidos se calienta hoy con los intentos de migrantes centroamericanos de cruzarla, y la represión de autoridades del país norteño.
La víspera agentes de la Patrulla Fronteriza estadounidense disuadieron con disparos de goma y bombas de humo el ingreso de migrantes que en Tijuana burlaron el cerco de la Policía Federal mexicana.
El incidente, que encendió los ánimos entre los caravanistas hacinados en un albergue de esa ciudad fronteriza mexicana, ocurre en un peligroso período de transición entre un gobierno que se va y otro que comenzará a asumir a partir del 1 de diciembre, cuando López Obrador recibirá la Banda Presidencial en la Cámara de Diputados.
Como trasfondo está el desmentido de la senadora Olga Sánchez, futura secretaria de Gobernación, respecto a un acuerdo con la Casa Blanca para que los migrantes permanezcan en México mientras esperan el largo periodo para ser recibidos y tener respuesta a sus solicitudes de refugio ante funcionarios y la justicia del país vecino.
Así lo dijo el diario The Washington Post luego de entrevistar a la senadora, quien se apresuró a negar la versión del periódico.
Futuro incierto de los centroamericanos
Sin embargo, no se sabe a ciencia cierta qué pasará con los cerca de ocho mil centroamericanos que están en la geografía mexicana, tanto por la espera de ser atendidos por Estados Unidos, o cuando, en su mayoría, reciban la negativa del refugio que solicitan por situaciones de violencia o pobreza en sus países.
México reconoce ser un país emisor de migrantes, pero también cada vez más de destino.
Sus leyes implican el reconocimiento a los derechos de quienes asumen el éxodo para ingresar a este país, aunque algo habrá que hacer cuando se suman una tras otras las caravanas de indocumentados en una nación donde buena parte de la población vive bajo niveles de pobreza y enfrenta alta violencia y criminalidad.
No hay que olvidar que el presidente Donald Trump ordenó militarizar el borde fronterizo, e incluso amenazó cerrar los puestos de cruce, amén de impedir el paso de las exportaciones automotrices desde México, entre otros productos.